Boletín # 171 S
Aclaraciones sobre la doctrina del aniquilacionismo o aniquilación del espíritu.


La continuidad de la existencia del espíritu después de la muerte del cuerpo físico es uno de los asuntos más inquietantes y perturbadores que mortifica a muchos seres humanos. El aniquilacionismo y la doctrina de la inmortalidad condicional son dos temas muy complejos que al parecer se oponen a la posible inmortalidad del espíritu. Ambas alternativas han sido investigadas, estudiadas y postuladas por eruditos, teólogos, sabios  y filósofos a lo largo de nuestra historia. No se pretende en el presente boletín tratar todos los detalles sobre esta amplia materia, solo trataremos de referirnos, en nuestra opinión a ciertos puntos  relevantes,  para brindar al lector una orientación preliminar.


El hombre no se puede resignar a  la posibilidad de desaparecer totalmente o que su propio yo se extinga,  así que por mera conveniencia y para garantizarse un adecuado nivel de tranquilidad emocional e intelectual y poder dedicarse plenamente a sus tareas de supervivencia, tiende a convencerse y aceptar que tiene que haber una continuidad de su existencia en el más allá, rechazando absolutamente la idea de una posible aniquilación o extinción  del espíritu después de su muerte.


Sin embargo, ¿En qué consiste la doctrina del aniquilacionismo o aniquilación del espíritu? ¿Quién podría hacer desaparecer o aniquilar el espíritu del hombre  y por qué razón? ¿Cómo se puede evitar la aniquilación del espíritu, según algunas sectas? ¿Qué dicen algunas religiones y sectas? ¿Qué plantean algunos filósofos, eruditos, místicos, referentes y sabios. ¿Qué tan antigua es la doctrina del Aniquilacionismo? ¿Qué tan conveniente es difundir la doctrina del aniquilacionismo? ¿Se produce o no la aniquilación de espíritu después de la muerte? Estas interrogantes y muchas otras son las que trataremos de aclarar en este boletín.


Indiscutiblemente la orientación que ofrecen la mayoría de las religiones tradicionales, asegurando que iremos al cielo, que nos reuniremos con nuestros familiares fallecidos o que compartiremos el paraíso con los ángeles y  junto a Dios, es un consuelo de gran ayuda, que resuelve la duda y el temor sobre la posibilidad de una extinción del espíritu y por lo tanto nos ayuda a estar más tranquilos y a ser más felices mientras estemos con vida.


Otro tema relacionado que debemos afrontar con valentía  y de manera analítica, es la posible pérdida de la individualidad del espíritu después de la muerte del cuerpo físico, cayendo en una completa inconciencia. La cuestión  de la aniquilación y el de la perdida de la individualidad del espíritu, son dos temas totalmente diferentes.


Todos no solamente aspiramos, sino además, necesitamos que alguien nos asegure que nuestro espíritu es  inmortal. Sin embargo, pareciera que inconscientemente intuimos que perderemos nuestra individualidad o por lo menos, que hay mucha inconsistencia en todo lo que se dice, por eso el gran temor no solo a lo desconocido, sino además, nuestro terror a la muerte misma. Ello explica el natural impulso del hombre de aferrarse a la vida física a toda costa.


Ignorar este tema o camuflarlo con teorías consoladoras,   pueda que sea un acto piadoso, sin embargo, para los valientes o los que se atrevan,  es importante que se hagan muchas aclaraciones

 

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